CIESAS
Unidad Regional Pacífico Sur

Doctorado Honoris Causa para Margarita Dalton

El pasado 4 de noviembre, nuestra investigadora Margarita Dalton fue reconocida con un Doctorado Honoris Causa por parte de la Universidad José Vasconcelos de Oaxaca, en el marco de la celebración de sus XXV Jornadas Universitarias. Dalton ha destacado por su profundo vínculo de trabajo, tanto académico, como político y cultural, con el estado de Oaxaca, como se desprende de su discurso de aceptación que transcribimos:

Agradezco al Consejo Directivo, al Consejo Académico de la Universidad Vasconcelos de Oaxaca y a su rectora, la Dra. Kélmic Hernández Arreortua, que hayan considerado a mi persona para otorgarme el Doctorado Honoris Causa. Es un reconocimiento que me llena de orgullo y de emoción sobre todo porque me lo otorga la Universidad Vasconcelos de Oaxaca que tanto admiro.

Oaxaca ha sido para mí la tierra prometida, este sueño escrito en las palabras del viento a dónde llegué después de un largo viaje: Cuba, Ghana y Francia. Aquí empecé por aprender el significado de la luz en los atardeceres, la fuerza de la tierra cuando siembras semillas en su vientre, la profundidad y la belleza de la cantera verde, la dulzura de la gente que regala palabras amorosas en lenguas ancestrales, dialectos que deletrean el universo desde una cosmovisión propia, llena de verdad y belleza.

En lo cotidiano, en la vida diaria hay muchas formas de aprender.  Debo reconocer que no todos, ni todas mis maestras han sido catedráticos de escuelas o universidades, hay muchos aprendizaje, de la filosofía popular, en los gestos y conocimientos de los campesinos, de las señoras zapotecas en el mercado de Tlacolula, de las empleadas domésticas, de los maestros de obras, de todos ellos he aprendido mucho y les agradezco el trato gentil que me han dado.

El filósofo Francés Jacques Derrida decía que el pensamiento ocurre cuando se inquietan los conceptos, y el contenido de los signos nunca es estático y una palabra puede tener muchos significados. El conocimiento es fundamentalmente una inquietud por saber, por aprender, por entender el lenguaje del mundo, las palabras de la naturaleza, el corazón del universo, su latido.

La palabra considerar trae en su corazón una imagen sideral que nos transporta al cosmos y sus pequeñas partes. Alguna vez me dijo mi amiga Mariángeles Comesaña que considerar cualquier cosa es “analizar bajo las estrellas”.

Las universidades son en gran parte desde su origen esa morada donde se considera la inquietud por el conocimiento. La admiración por las universidades ha sido primordial en mi vida, un afán que no se agota, las vinculo siempre con la enseñanza, el aprendizaje y la magia de los libros, esos recipientes que guardan la sabiduría del planeta. Los libros, las bibliotecas y las lecturas han sido para mí un asidero extraordinario, no imagino mi vida sin ellos. Y no importa si fueron escritos hace 2,500 años o el año pasado.

El significado de los signos en un libro es un código secreto para quien no sabe leer y escribir, para quienes aprendimos el arte de la lectura este código de signos es una herramienta maravillosa  que permite comunicarnos.  En 2021 cayó en mis manos el libro de Irene Vallejo El infinito en un Junco: la invención de los libros en el mundo antigüo. Vallejo haciendo gala de su erudición nos narra la historia milenaria de los libros. En mi historia personal, los libros y las ideas que contienen son el presente siempre. Así, tanto Platón como Foucault, Rich, Butler y Amorós están juntos en mi librero y cuando los necesito me hablan, me aconsejan, me acompañan.

Tal vez esta idea de compañía viene de una historia familiar. Cuando tenía 13 años, mi papá me regaló un libro de “Poesía Universal” y me lo dedicó con estas palabras: “Para que nunca te sientas sola, tu papá que tanto te quiere te dedica este libro”. Tal vez eso ha marcado mi vida.

Cuando supe que me iban a otorgar este Doctorado Honoris Causa llegaron de golpe a mi memoria momentos luminosos de mi vida: mi amor por la poesía, el poema de Gilgamesh que leí gracias a mi maestro de literatura Alejo Carpentier, que me enseñó la pasión por las palabras. Recordé mi formación como historiadora en la Universidad de La Habana, en Cuba, donde hice mi licenciatura. Y especialmente llegó a mi memoria el maestro José Luciano Franco que me vio en el Archivo General de Cuba tratando de descifrar documentos de los siglo XVIII y XIX sobre la esclavitud, peleándome con los signos antigüos. Él tuvo la gentileza de enseñarme el arte de la paleografía para entender las palabras y los escritos de aquellos siglos. En Oaxaca, el licenciado Luis Castañeda Guzmán me asesoró sobre la Historia de Oaxaca y compartió conmigo su extraordinaria biblioteca. Agradezco su bonhomía, generosidad y paciencia.

Al regresar a Oaxaca, después de terminar el doctorado en Barcelona, me reincorporé a la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca. El Dr. Cesar Mayoral, rector en ese momento, tenía el proyecto de crear el Instituto de Humanidades, me propuso como directora y así se hizo. Fue un gran aprendizaje y una experiencia significativa, agradezco mucho su confianza.

En la práctica académica no puedo dejar de mencionar al Dr. Salomón Nahmad, con quien compartí la fundación del CIESAS en Oaxaca. Sus consejos desde su visión antropológica fueron extraordinarios. Gracias al trabajo de campo que realizamos conjuntamente se formaron Centros de Investigación con los intelectuales mixes en la Sierra Norte, con los mazatecos en Huautla, con chinantecos en la Chinantla, con los zapotecos en el Istmo y con los mixtecos en la región del mismo nombre. Sus comentarios y reflexiones fueron un extraordinario recurso para comprender y admirar la diversidad étnica en Oaxaca. Con él pude recordar la importancia de la historia oral que aprendí a ejercer con la Dra. Eugenia Meyer.

La investigación ha sido un camino que me ha permitido descubrir mi ignorancia al aceptar la invalidez de algunas de mis hipótesis y reconocer que estaba equivocada. Reanudar el camino de la investigación con diferentes lentes y encontrar “la verdad”, una verdad acompañada del tiempo en que se investiga, que no es eterna ni absoluta, por supuesto porque siempre puede ser cuestionada, da una gran satisfacción. Flexibilizar la mente ayuda a adquirir los nuevos conocimientos  impulsa el avance de la ciencia. En síntesis, no siempre se tiene la razón, pero se busca ser lo más razonable posible.

El conocimiento, que es un descubrimiento, me ha estimulado en la vida para compartir algunas ideas. Dar clases y entender que la educación es un camino de largo aliento hacia la justicia social me ha servido para darle sentido a mi vida.

En un país donde la pobreza crece, apoyar a las jóvenes de muy escasos recursos a través de la educación me ha dado una razón de vida y es un gran aliciente cuando se ven los resultados. Agradezco la presencia, en este momento, de mi hijo León Rodrigo, de mi querida Julia, y amigas/amigos que me acompañan. Recibir este doctorado es un honor muy grande que agradezco desde lo más profundo de mi corazón, me otorga el sentimiento de que, en mi larga vida, no equivoqué el camino. Muchas gracias.

Margarita Dalton Palomo (4 de noviembre de 2024).